viernes, 28 de diciembre de 2018

Con L de literatura

Rescatando el teatro

Cuando pienso en muchas de las clases de literatura que he recibido a lo largo de mi vida observo un gran vacío en cuanto a transmisión y creación se refiere. Personalmente considero que tenemos una materia muy moldeable que trata sentimientos universales y atemporales que, sin embargo, se pierden en la frialdad de largas explicaciones teóricas, historicistas y biográficas. La falta de calado en el alumnado la convierte en una asignatura pesada y memorística de la que tienden a rehuir, llevándose consigo en esa huida el poder y las ventajas de la lectura.

En mi caso y de cara a mi futuro más próximo, trataría de dar impulso al teatro, quizá el género más sacrificado en nuestro tiempo y que, además, más tiende a desnaturalizarse. Para ello, trataría de llevar a cabo pequeñas dramatizaciones de obras que por su trasfondo crítico y social pudieran despertar su interés. En este sentido la obra propuesta para la Selectividad de La Casa de Bernarda Alba funcionaría a la perfección, pues sería un buen ejemplo del valor de la literatura como un artefacto perenne y universal que trata cuestiones que aún están muy vivas en nuestra actualidad. Posteriormente y, aprovechando el mensaje social y crítico de las obras, los alumnos participarían en debates formales en los que, a partir de fragmentos de la obra, tendrían que construir sus argumentos. En otras ocasiones el debate podría consistir en defender algún personaje que haya aparecido en la misma, aun cuando dicho personaje te resulte contrario a tus ideales. Ese esfuerzo por buscar algo positivo en el mismo puede resultar una actividad de gran aplicación y valor para una vida cotidiana que clama a gritos a la convivencia. Otra línea que puede seguir el debate es la comparación de la obra con su respectiva versión cinematográfica tal y como propone el propio Heziberri. La capacidad de establecer relaciones comparativas ya sea con otras obras o con otras versiones de la misma, otorga un poder vital para comprender la literatura en su totalidad. Todo ello sin mencionar que el canal audiovisual siempre genera un mayor impacto entre unos adolescentes rodeados de pantallas. Tanto la dramatización como los debates, sea cual sea su perspectiva, me parecen cruciales para generar un ambiente de comunicación propicio en el aula, así como para trabajar la oralidad, una gran olvidada en las clases de lengua castellana y literatura y fundamental para el intercambio comunicativo de nuestro día a día.

A todo lo dicho añadiría, aunque haya sido algo en lo que ya he insistido con anterioridad, que en mis clases habría una continua alternancia entre autores y autoras, la única manera que observo realmente de trabajar la igualdad desde dentro, desde el currículo. Demostrar la valía de la mujer desde el punto de vista del “logos” evita caer en la artificiosidad de tener a la mujer en mente únicamente en día señalados tales como el 8 de marzo o el 25 de noviembre o en aquellas ocasiones en las que algún suceso de índole machista perturba nuestra calma. Con ello, no descarto dichas actividades, pero sí recalco la idea de que es una lucha que tiene que reflejarse a diario y en todos los ámbitos, con especial importancia el académico.

jueves, 27 de diciembre de 2018

¡Nos vamos de viaje!




Nos vamos a...
Hoy os presento Artziniega, el pueblo que me vio nacer y en el que me he criado. Perteneciente a la provincia de Álava y situado en el extremo noroeste de ésta, limita con las provincias de Bizkaia (Gordexola), Burgos (Valle de Mena) y Álava (Ayala). De este último ha adoptado el nombre el Valle de Ayala al que pertenece junto a Amurrio, Laudio, Okondo y el ya mencionado Ayala, así como Orduña en la provincia de Bizkaia. Como podemos observar el pueblo se enmarca en un punto clave a la hora de determinar, entre otras cosas, la lengua predominante del lugar. Y es que, su proximidad a la provincia de Castilla genera que, aún los intentos de los jóvenes actuales, sea el castellano la lengua predominante. Asimismo, y tal y como veremos, la localización ofrece una variedad extensa de excursiones y actividades a lo largo de todas las provincias mencionadas.


En cuanto a la extensión se refiere, Artziniega es un pueblo pequeño y tranquilo con una población que ronda los 2000 habitantes; como ya sabemos, las buenas esencias se guardan en frasco pequeño. Así, su encanto reside, por una parte, en un casco viejo de índole medieval donde todo está cuidado al detalle.  Dicho casco antiguo tiene las características de una villa medieval construida sobre un promontorio, aprovechando las condiciones del relieve y con tres calles principales trazadas de este a oeste: la calle de Arriba con la iglesia en uno de sus extremos, la calle del Medio y la calle de Abajo. Pese a ello, las construcciones más importantes que han llegado hasta nuestros tiempos son palacios barrocos y renacentistas de los siglos XVII, XVIII y XIX. Ahora bien, su máximo esplendor medieval renace cada primer domingo de septiembre con el Mercado Medieval en el que todo el pueblo se vuelca.  La magia de sus calles no ha pasado desapercibida para directores y productores eligiendo Artziniega como escenario rodajes importantes en los últimos años tales como ‘Gernika’ y ‘La pequeña Suiza’. Por otro lado, la naturaleza que envuelve todo el pueblo, con parajes impresionantes, parques (La Encina) y ríos, dota de paz y aire fresco a cualquiera que huya del bullicio de la ciudad. Además, y aunque en ocasiones se echan de menos más servicios y conexiones con el pueblo, cuenta con diferentes comercios y bares en los que suele respirarse un gran ambiente: la población joven es mayoritaria. Se agradece, en este sentido, que todo el casco, punto neurálgico en el que se concentran los servicios, sea peatonal. Así las cosas, quizá una de las mayores carencias del pueblo sea la falta de servicios del sector del transporte haciendo que el coche sea primordial para sus habitantes. No obstante, hay autobuses que conectan con Bilbao (35 kilometros) cada hora entre semana y cada dos los festivos y fin de semana. Actualmente, tampoco contamos con el hotel que se situaba en la "Torre” de la segunda mitad del siglo XV, por lo que todos los visitantes han de alojarse fuera del pueblo. A mi juicio el hotel más próximo y con mejores servicios de la zona es el Hotel Arcos de Quejana a tan solo 13 kilometros. En él, además de disfrutar de un paraje de película y una construcción de cuento, podrás degustar de una carta y un menú en el que la tradición y la innovación casan a la perfección. 



Si atendemos a la oferta turística del lugar, en ella destaca un abanico amplio de posibilidades que oscilan desde planes más tranquilos, para los menos deportistas, y otros que combinan naturaleza y senderismo. Para los primeros, recomiendo una visita al museo etnográfico de Artziniega, un traslado al siglo pasado que ayuda a salvaguardar nuestras tradiciones. A lo largo de sus dos plantas, podrás comprender cómo era la vida de nuestros mayores desde su paso por la escuela a su labor como ganadero, pasando por las tiendas típicas de la época, entre muchas otras cosas. A continuación, y para adentrarse en las costumbres del pueblo, un buen poteo podría ser la solución idónea para hacer tiempo hasta la comida. Llegada dicha hora, podrá acercarse al restaurante La Encina a degustar su menú diario con una relación calidad-precio inmejorable. Sin intención de dejar que las ganas de siesta nos invadan, podrá aproximarse al parque La Encina en el que podrá visitar el Santuario que da nombre a dicho parque. Como cabe esperar, toda la zona es rica en encinas por lo que todo el parque está lleno de bellotas. Además, si usted posee de coche, podrá acercarse a Maroño (12km), un parque con lago rodeado de montañas donde ver un atardecer espectacular. Llegada la noche y para terminar un día más o menos tranquilo, los bares del pueblo ofrecen ‘pintxopote’, una manera de llenar la tripa barata y agradable. Al margen de lo expuesto, si lo tuyo es el senderismo y los madrugones, le recomiendo acudir al nacimiento del Nervión (24km, inicio del recorrido en torno a Delika) o la cascada de Gujuli (31km). Ambos parajes naturales ofrecen unas vistas que hacen olvidar el posible esfuerzo del recorrido. En esos casos siempre recomiendo, pese al frío en invierno, comer en el destino disfrutando del entorno. Ya por la tarde, y si las fuerzas nos lo permiten, bajar a los pueblos próximos sería una buena manera de seguir conociendo la zona. Si se han decantado por el nacimiento del Nervión, le recomiendo Orduña, mientras que, si ha tomado la segunda alternativa, Izarra puede ser la mejor opción. Sea cual sea el plan que escoja, debe reservar un hueco en su agenda para pasarse por el convento de las Agustinas (situado en la Calle de Arriba) para comprar sus conocidas rosquillas, el dulce por antonomasia del pueblo.

 Después de todo lo expuesto, si Artziniega es su opción, siempre puede contactar con la oficina de turismo del pueblo para más información: 945 396 210.